"El desafío del Estado es ir hacia modalidades más cooperativas"

Entrevista a Nicolás Novoa publicada en la Política On Line realizada en el marco de las actividades preparatorias al Seminario Recursos Humanos para Gobiernos Abiertos llevado a cabo el 7 de junio

Nicolás Novoa, Director de Muscui y Premio Innovar 2007, especialista en gestión de la complejidad. Analizó de este modo las estructuras actuales de la gestión pública y las nuevas capacidades que deben adoptar los gobiernos.

Novoa habló sobre los desafíos de los gobiernos actuales para afrontar la velocidad del cambio y los problemas con los que se encuentran. Tras participar como expositor invitado en un ciclo de desayunos organizado por la Fundación CiGob, el especialista realizó una entrevista para explicar de qué se trata el tema de la “complejidad en los modelos de gestión”. 

Los problemas sociales que esperan respuesta de los gobiernos son infinitamente más complejos de abordar hoy que hace 20 años. En general, asociamos a la complejidad con incertidumbre y caos, con la imposibilidad de prever y de encontrar patrones de comportamiento de la realidad, ¿cómo definirías al contexto de complejidad y qué nuevas formas de abordar los problemas nos presenta como desafío?

La complejidad resulta una invitación a organizar el caos… alumbrando lo caótico, como ese intersticio entre lo predecible (principios) y lo azarosamente imprevisible. Es decir, nos permite trabajar sobre esas leyes que rescatamos del caos para organizarnos, temporal y espacialmente (contexto). Induce a quienes deseen involucrarse en este tipo de proyectos, a desafiar los límites de cada disciplina, ampliando sus fronteras y sorteando los obstáculos epistemológicos que permitan converger en abordajes transdisciplinarios. Esto implica que las ciencias como las conocimos hasta hoy no nos sirven como marcos de interpretación de la realidad. Necesitamos nuevos “lentes”. 



El filósofo vasco Daniel Innerarity ha dicho que frente a la complejidad, “el desafío del Estado” es “transitar desde formas jerárquicas y soberanas hacia modalidades más cooperativas”. ¿Coincide con esta postura? ¿Cuál es el principal desafío que a su criterio presenta el contexto de complejidad a los gobiernos?

Coincido en general. En particular creo que el principal desafío es asumir el cambio cultural, que resultará de incorporar la complejidad, como dimensión común, a los sistemas de gobierno. Orientar su diseño asemejándolos a “estructuras disipativas”, facilitará la gestión de problemáticas asociadas a la imprevisibilidad, en las distintas escalas. Para que ello resulte, quienes conforman los equipos de gobierno, tienen a disposición una multiplicidad de sistemas en juego, sus dinámicas y patrones relacionales. Incorporar modelos de “gestión cultural”, “gestión de valores”, “gestión del sentido” favorece la comprensión de la “complejidad” coyuntural, y quizás facilite el diseño de políticas institucionales y nuevas leyes, que reformulen las estructuras desde donde participan. El Alto Gobierno, por su parte, implica a primera vista, una mayor complejidad que los demás estratos de gobierno. Al respecto, sabemos, que las estructuras clásicas están en crisis por su ineficiencia, demostrando las falencias del ordenamiento en burocráticas jerarquías, que reducen la diversidad. Las heterarquías funcionales (uno de los sistemas propuestos) contemplan, en cambio, dinámicas de mayor complejidad, donde estratos altos, medios y bajos alcanzan una intensa conectividad. Por ejemplo, propuestas como “Gobierno Abierto”, acentúan la dimensión de accesibilidad y participación en la toma de decisiones. Para catalizar éstos cambios, la integración de la tecnología, a través de plataformas digitales, facilita enREDar los procesos socioculturales como nunca antes en nuestra historia.

Si tuvieras que definir una competencia clave del liderazgo político en el siglo XXI, ¿cuál sería?

Saber reírse de nuestras propias limitaciones y mejor; contagiar esas risas a otros. Luego, advertido de la incertidumbre como parte de la condición humana… sostener, aún así el deseo por colaborar "co-inspirativamente" al bien común.